viernes, 1 de junio de 2012

Actividad sugerida: Video Canal encuentro. Güiraldes y Arlt.

Consigna:
Proyectar el video de Canal Encuentro sobre Roberto Arlt y Ricardo Güiraldes y tomar nota de sus conceptos más importantes.
Indicar fechas y citas de escritores renombrados que se dan como información.

Ingresar desde este enlace:
http://conectate.gov.ar/educar-portal-video-web/module/detalleRecurso/DetalleRecurso.do?modulo=etiquetas&tipoEmisionId=3&etiquetaId=41558&etiquetaDesc=literatura&recursoPadreId=101998&idRecurso=102002

En los años 20,  la ciudad y el campo son dos culturas que dialogan y por momentos se enfrentan en el interior de la literatura Argentina. Los exponentes más notorios de esa discusión, que es política y también artística son Ricardo Güiraldes y Roberto Arlt.

Güiraldes cierra con la larga tradición de la literatura gauchesca, mientras que Arlt comienza una tradición nueva la de la novela urbana. En la mirada de estos dos autores se recrea una de las grandes dicotomías nacionales,  el cruce entre la ciudad y el campo.

1926 es un año único en la historia de la literatura argentina, se publican “Don Segundo Sombra” de Ricardo Güiraldes y “El juguete rabioso” de Roberto Arlt. Son libros que surgen de mundos diferentes.

“Don Segundo Sombra”, viene de las grandes extensiones de la pampa, en las que el joven narrador y protagonista Fabio Cáceres y Sombra su maestro gaucho, trasladan ganado y apuestan en riñas y cuadredas hasta que Cáceres se convierte en heredero, se separa de sombra y escribe sus memorias que terminan en una frase legendaria: “me fui como quien se desangra”.

“El juguete rabioso”, en cambio, tiene como escenario la ciudad, y su historia es la de Silvio Astier, un joven marginal que sueña con herencias millonarias, viajes a Europa y un invento que lo convierta en una celebridad como Edison. Pero su realidad es más modesta, se involucra en algunos delitos, consigue trabajos mal pagos que no puede mantener, vive en pensiones que no puede pagar, intenta suicidarse y finalmente comete una traición incomprensible al delatar a su amigo el rengo con quien había planeado un asalto.

Estos libros hablan de dos miradas enfrentas en términos de escritura, pero en la realidad ambos autores fueron dos personalidades cercanas,  tenían una gran amistad (Arlt era secretario de Güiraldes) que se basaba en el afecto y la admiración mutua, pero esto no impidió que se manifestaran las grandes diferencias sobre el origen social y los pensamientos de cada uno acerca de como la literatura debía representar la realidad de la época.

Sus diferencias también aparecen en la geografía y en los escenarios que suceden sus historias. Arlt recrea y hasta inventa el rumor urbano de los barrios más modestos de Buenos Aires poblado de inmigrantes y acentos extranjeros.  Güiraldes en cambio mira hacia atrás en dónde puede ver la inmensidad y la riqueza de la pampa.

La escritura de Arlt puede ser considerada incorrecta para la época en que se publicó. Su estilo va contra el concepto de belleza y armonía que imperaba en los años 20 del siglo pasado. Y se manifiesta a favor de una rebelión formal que es la base de la literatura moderna.

Los personajes de Arlt se debaten entre la miseria de su origen y el deseo del ascenso social que pocas veces se logra sin una traición. En esa decisión anterior a cumplir o no cumplir ese deseo se concentra el drama Arltiano o se cambia de clase de golpe por medio del batacazo individual o el delito o se tiene una conciencia de clase, basada en el sufrimiento y en la espera.  Los seres de Ricardo Güiraldes en cambio son más bien ideas,  sin demasiada realidad, la pampa para Güiraldes es un paisaje, pero sobre todo un tipo de bien patrimonial cuyo origen no se discute. Pero detrás de sus  modelos, sé agita  de una manera más violenta las causas de  sus economías. Ese es el verdadero escenario en el que se enfrentan aún a la distancia el conventillo y el casco de la estancia, la precariedad laboral y la herencia. A diferencia de “Don Segundo Sombra” que fue un personaje basado en la vida real de un gaucho arriero, Silvio Astier es un personaje netamente ficcional,  pero su invención se inspira en las clases populares que habitaban las grandes urbes en las primeras décadas del siglo XX.

En el mismo año que estos autores publican sus historias, aparece otro autor que revela otro mundo. Los cuentos de Horacio Quiroga, publicados en “Los Desterrados” en 1926 se desvían de la discusión que la literatura de la época sostiene mediante las descripciones de la vida en la ciudad y en el campo. La geografía de Quiroga es la selva misionera y sus asuntos son los peligros de la naturaleza.

En “Don Segundo Sombra” se inspira en lugares y personajes que el conocía los paisanos que trabajan en la Porteña, con lo que el aprende la tareas rurales y se dedica a describir los ambientes del campo. Es el último libro en donde la pampa argentina puede verse como un lugar idílico y casi virgen, a salvo de una nueva civilización. En cambio, “El juguete rabioso” es un libro que anuncia la llegada de los años 30 y sus novedades urbanas, la desocupación, la marginalidad y la explotación laboral. Es un libro futurista que sueña con el progreso personal y tecnológico mientras describe el retroceso social de una época que está llegando y de algún modo se muda del campo a la ciudad.

Las “Aguasfuertes porteñas”  son casi un ejercicio de oralidad, la lengua en Arlt es un idioma formado por las lecturas de la literatura por lo general mal traducida y el eco de las lenguas extranjeras que se habían comenzado a hablar en Bs As. La Lengua de Güiraldes, en cambio, es la de un español clásico, bien escrito mezclado con el español oral que se oye en el campo argentino de 1920. Güiraldes y Artl dejan las marcas de su lugar de procedencia en el modo en el cual escriben y  producen una literatura. De ahí es que sean dos literaturas tan diferentes.

A su modo, quizás Arlt y Güiraldes hayan estados unidos por un mismo proyecto literario que consistía en descubrir la cultura y los habitantes de su entorno y darles la voz que aún no se les había dado.

La literatura argentina produjo en 1926 dos libros que nos hablan de un pasado rural que no volverá a aparecer y de un futuro social urbano que ya llegó hace tiempo. Es nuestro presente.